Sábado o domingo por la mañana. Visitamos cualquiera de las ferias agrícolas que se celebran fin de semana sí, otro también en la mayoría de los pueblos de nuestro territorio. A media mañana, decidimos darnos un pequeño placer. El abanico de opciones es amplio: bocadillo o talo, acompañado de chorizo, lomo, morcilla o incluso chocolate.
En el caso de las morcillas, seguramente no nos habremos parado a pensar, pero ¿sabemos cómo se elaboran?.
Desde pequeño he oído hablar de las matanzas de cerdo. Muchas familias preparaban todo con cuidadoso detalle para cumplir con el ritual de la matanza de cerdo. Una antigua tradición popular. Hoy en día, pero, se ha ido reduciendo la vieja costumbre de criar el cerdo en casa, pero todavía se sigue haciendo la txarriboda.
Yo he tenido la oportunidad de ver in situ y participar en una de ellas. Junto a una persona con mucha experiencia, he podido elaborar morcillas de forma tradicional. He aquí como lo hacemos.
- Sangre de cerdo
- Puerro
- Cebolla roja
- Manteca de cerdo
- Guindilla o cayena
- Arroz (muy poca cantidad)
- Sal
- Perejil picado
- Piel de tripa natural de cerdo (hoy en día se comercializan en salazón)
Elaboración:
Lo primero que tenemos que hacer es limpiar los puerros y pelar las cebollas. Picamos finamente las verduras y las echamos a una cazuela junto con la manteca de cerdo y dejamos que se poche bien sin que cojan color.
Una vez rehogadas las verduras las echamos a un barreño o un cubo de plástico y les añadimos un puñado de arroz, la sal, la guindilla troceada, el perejil y por último, la sangre. Mezclamos bien toda la masa en caliente y empezamos a rellenar las tripas.
Mientras tanto, en una cazuela, ponemos agua a hervir y le añadimos un par de puerros enteros (para aportarle un poco de sabor).
En cuanto rellenamos las morcillas atamos las esquinas con hilo de bala y asimismo la dividimos.
Las metemos en el agua a punto de ebullición (sin llegar a hervir) y las cocemos durante unos 45 minutos. Eso sí, deberemos pinchar las morcillas para que no quede aire dentro. Una vez cocidas, las retiramos de la cazuela y las dejamos secar en un lugar fresco durante un día. Veréis que por la parte de debajo de las morcillas, salen unas gotas blancas. Es de la manteca.
Ya solo queda darles un hervor de otros 20 minutos antes de asarlas, freírlas, o comerlas cocidas.
¡Sólo falta saborearlas!
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